El Palacio de las Ursulinas llama la atención de los transeúntes por su estilo arquitectónico morisco. Su arquitectura elegante e inusitada en La Habana nos hace sentir admiración, al tiempo que nos entristece el estado en ruinas del edificio. Construido por el ingeniero José Toraya, adepto del estilo neomudéjar que proyectó en la fachada de esta edificación los elementos más representativos de la Mezquita de Córdoba: combinando los arcos de herradura con otros polilobulados.
El Palacio está
ubicado en la Plazuela de las Ursulinas, situada en Egido entre las calles
Muralla y Sol, dentro de la antigua Muralla de Mar que protegía la ciudad. Siendo
parte del casco histórico de la Habana Vieja, declarado Patrimonio de la Humanidad
por la UNESCO en 1982. La Plazuela dela Ursulinas obtiene su nombre de las
monjas ursulinas que en 1804, procedentes de la Luisiana, se instalaron en el
edificio de las Recogidas en la extremidad occidental de la calle Sol, donde
además de constituir convento oficiaban en una sencilla iglesia de una sola
nave y se dedicaban a la educación femenina.
Actualmente el Palacio de las Ursulinas es un edificio de viviendas familiares, donde el deterioro de
la construcción por la escasez de mantenimiento durante más de medio siglo es
notable. Sin embargo no parece estar próxima su restauración, y continuando su lamentable destrucción en el tiempo.
Las evidencias
del deterioro son diversas, las bases de las columnas de la fachada están degradadas
y en la pared lateral aparecen grietas. Además, las paredes no pueden recordar
la última vez que fueron pintadas y los azulejos de la escalera principal han
ido desapareciendo.
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Base de las columnas de la fachada |
Los residentes de
La Habana se han acostumbrado a observar destrucción y abandono en cada parte
de la ciudad. Considerando que no tiene sentido reclamar si no serán
escuchados, mientras que las edificaciones piden a voces ser salvadas con cada
nueva grieta que aparece.